No debemos de obviar que, por más escépticos que seamos, somos energía y todo lo que nos envuelve y rodea es energía: sin ella no existiríamos.
Tanto sea en el ámbito personal como en el profesional, todos absorbemos y retransmitimos energía. Al convivir y/o trabajar en contacto con la gente, estamos expuestos a coger enganches energéticos que pueden provenir de su áurea etérea, mental o espiritual.
Por lo tanto, para estar equilibrados energéticamente, es bueno aprender a canalizar y proteger nuestra energía.
Me gustaría poder compartir todo lo que he experimentado en este campo a nivel terrenal y espiritual. Asimismo, con vuestra participación y colaboración, enseñaros a conseguir más sensibilidad para poder percibirla y desbloquearla, además de aumentar vuestro campo vibracional/energético.
Tener una mayor sensibilidad nos aporta estar alerta de lo que ocurre a nuestro alrededor y de con quién interactuamos en realidad.
Triste, pero cierto, generalmente la gente no es lo que parece, y el deporte nacional de los pobres de espíritu, como siempre os comento, son las envidias. Así pues, si aprendemos a protegernos, seremos capaces de evitar que nos perjudique esa envidia de los demás o aquellas situaciones nocivas.